30 nov 2009

Elecciones en Honduras: Cómo construir un fraude electoral

“Nunca ví tanto desentusiasmo como el domingo, la gente prefirió quedarse en su casa porque bien sabía que los golpistas ya tenían amarrado el tamal. Para mucha gente estas elecciones no valen, y dejan las cosas igual o pero que antes”. Así lo dijo una oyente de radio Progreso. Diversas fuentes no vinculadas con el régimen de facto y su montaje mediático han coincidido en una abstención que ronda entre el 65 y el 70 por ciento, y que sintoniza con el panorama de apatía y de soledad que definió la tónica de las mesas electorales.

Los datos oficiales dicen otra cosa: El setenta por ciento de votantes en las urnas, y todavía más, los voceros de la comunicación oficial sostienen que estas elecciones han sido las más votadas en la historia electoral hondureña, superando incluso el ochenta por ciento de asistentes a las urnas electorales. A continuación se ofrecen algunos factores que obligan sospechar de la pureza de estas elecciones:

Militarización, despliegue policial, intimidación y represión: Las elecciones estuvieron precedidas por un ambiente de amenazas y de despliegue policial y militar, con acciones precisas de represión como el allanamiento en la víspera de la contienda electoral de las instalaciones de la Red Comal y su centro de capacitación en Siguatepeque, o el operativo realizado dos noches antes en donde unos quinientos efectivos militares acompañados de una tanqueta y un helicóptero rodearon una colonia de La Lima, Cortés, supuestamente para neutralizar una reunión que sostenía el frente de resistencia. Similares operativos se efectuaron en las inmediaciones de la comunidad de Tacamiche, en el municipio de San Manuel, y en la colonia Planeta, jurisdicción de San Pedro Sula. El propio día de las elecciones, una manifestación de la resistencia en San Pedro Sula fue severamente reprimida con gases lacrimógenos, toletazos y capturas de manifestantes.

“Pensamiento único” y libertad de expresión: La inmensa mayoría de los medios de comunicación tuvo un solo discurso: El proceso electoral más limpio, transparente, las elecciones salvadoras de la democracia ante las amenazas externas de Hugo Chávez. El control y descalificación de medios no afines al discurso oficial estuvieron a su vez fortalecidos con el cierre de las frecuencias de Radio Globo y Canal 36, en la capital, así como amenazas directas o veladas hacia Radio Uno y Radio Progreso en la costa norte.

Chantaje, abuso de autoridad y compra del voto: Muchas empresas y comercios amenazaron a empleados y trabajadores con el despido si el día lunes se presentaban a sus trabajos sin el dedo manchado, otras ofrecieron rebajas a los precios de los productos a cambio de presentar la prueba de haber votado.

Asimismo, se ofreció quinientos y mil lempiras a mucha gente indecisa, y los liberales y nacionalistas pagaron quinientos lempiras a cada uno de sus delegados en las mesas electorales.

Observadores de una sola línea: la presencia oficial de observadores se limitó a aquellos sectores del continente americano que a lo largo de cinco meses han avalado el golpe de Estado, tanto de representaciones oficiales de países que como Panamá, Colombia, Perú, Israel y Estados Unidos han reconocido al régimen de facto, como de aquellos organismos políticos y empresariales que representan a las derechas más duras del continente.

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